Antiguamente, los coches dependían al 100% de la pericia del conductor para trasladarse de un punto A a un punto B. Sin embargo, los fabricantes han superado esta limitación año tras año, lanzando modelos que integran nuevos y eficientes sistemas de asistencia que hacen la conducción más segura, cómoda y eficiente. Sistemas como el frenado antibloqueo (ABS), el control de tracción (TCS), los asistentes de mantenimiento de carril (LKA) y el control de estabilidad (ESC) desempeñan un papel fundamental en la seguridad activa de los vehículos modernos. No obstante, su efectividad sería imposible sin el papel que juegan los neumáticos, que son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera.
El estado, la presión, el diseño y el tipo de compuesto de los neumáticos determinan factores clave como la adherencia, la tracción y la capacidad de respuesta en varias condiciones de conducción. Estos factores influyen directamente en la efectividad de los sistemas activos de seguridad de tu coche. A continuación, revisamos los sistemas de seguridad mencionados y su interacción con los neumáticos.
Sistemas de frenos ABS
Los sistemas de frenos ABS (Anti-lock Braking System) son un tipo de tecnología de seguridad activa diseñada para evitar que las ruedas de un vehículo se bloqueen durante una frenada brusca o en condiciones de baja adherencia, como en superficies mojadas, heladas o resbaladizas. Al impedir que las ruedas se bloqueen, el ABS permite al conductor mantener el control del vehículo y reducir las distancias de frenado en ciertas condiciones.
Un neumático desgastado o con la presión inadecuada puede reducir la efectividad del ABS, ya que este sistema depende de que las ruedas mantengan contacto constante con el pavimento para ajustar la presión de frenado y evitar el bloqueo. Cuando los neumáticos no ofrecen suficiente adherencia, el ABS tiene dificultades para cumplir su propósito, incrementando el riesgo de derrapes y accidentes, especialmente en superficies mojadas o resbaladizas.
Sistemas de control de tracción
Los sistemas de control de tracción (TCS, por sus siglas en inglés, «Traction Control System«) son una tecnología de seguridad activa diseñada para evitar que las ruedas de un vehículo pierdan tracción o patinen, especialmente durante aceleraciones en superficies resbaladizas como carreteras mojadas, heladas o arenosas. Este sistema ayuda a mantener la estabilidad y el control del vehículo, brindando una conducción más segura.
Además actúa al detectar un deslizamiento de las ruedas motrices, regulando la potencia del motor para restablecer la tracción. Sin embargo, la capacidad de este sistema para funcionar de manera óptima depende en gran medida del diseño y el compuesto del neumático. Neumáticos con un buen diseño de banda de rodadura y compuestos específicos para climas fríos, lluviosos o secos permiten que el control de tracción maximice su desempeño en diferentes tipos de terreno y condiciones climáticas.
Asistentes de mantenimiento de carril
Los sistemas de mantenimiento de carril (o LKA, por sus siglas en inglés, «Lane Keeping Assist«) son una tecnología de seguridad activa diseñada para ayudar al conductor a permanecer en su carril mientras conduce. Estos sistemas utilizan sensores, cámaras y algoritmos avanzados para detectar las marcas de los carriles en la carretera y, si el vehículo se desvía involuntariamente, intervienen para corregir la dirección.
Una alineación incorrecta o un desgaste irregular de los neumáticos puede alterar las trayectorias y afectar la precisión del sistema, obligando a realizar ajustes innecesarios o incluso reduciendo su capacidad para mantener el vehículo estable en el carril. En este contexto, la inspección regular de los neumáticos y su rotación son medidas esenciales para garantizar la efectividad de esta tecnología.
Control de estabilidad
Un sistema de control de estabilidad (también conocido como ESC por sus siglas en inglés, «Electronic Stability Control«) es una tecnología de seguridad activa diseñada para ayudar al conductor a mantener el control del vehículo en situaciones de pérdida de estabilidad, como curvas pronunciadas, maniobras evasivas o superficies resbaladizas. Su principal objetivo es prevenir derrapes y vuelcos, reduciendo significativamente el riesgo de accidentes.
Es un sistema que depende enormemente de la interacción entre los frenos, el motor y los neumáticos. Asimismo, utiliza sensores para evaluar la adherencia de cada rueda y ajustar el frenado o la potencia del motor según sea necesario. Sin embargo, si los neumáticos no tienen suficiente tracción debido a un desgaste o presión inadecuada, el sistema pierde eficacia, incrementando el riesgo de accidentes en situaciones de emergencia.
La importancia del mantenimiento preventivo
Para que estas tecnologías de asistencia funcionen de manera óptima, es fundamental realizar con frecuencia un mantenimiento preventivo en el taller. Alineaciones periódicas, balanceo de las ruedas y verificaciones de la presión de los neumáticos no solo alargan la vida útil de estos, sino que también mejoran su desempeño en condiciones críticas. Un neumático mal alineado o desbalanceado puede comprometer la estabilidad del vehículo, afectando tanto la seguridad como la eficiencia de los sistemas electrónicos.
Además, otros servicios de taller, como revisiones de frenos, suspensión y sistemas de dirección son esenciales para garantizar una interacción eficiente entre todos los componentes del vehículo. Este enfoque integral no solo protege a los ocupantes del vehículo, sino que también reduce el desgaste prematuro de las piezas, contribuyendo a una conducción más segura y eficiente.
En Rodi Motor Services contamos con los profesionales y equipos necesarios para realizar alineación, balanceo, cambio de neumáticos y todo el mantenimiento que tu vehículo necesita. Visita tu taller Rodi de confianza para asegurarte de que tu vehículo y sus sistemas de asistencia estén siempre en óptimas condiciones.
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